Son muchos los padres que se preguntan si sería necesario que su hijo o hija llevara aparato de ortodoncia o no. Con mucha frecuencia se piensa que hay que esperar a que el niño mude o cambie todos los dientes de leche por definitivos para empezar el tratamiento. Esto es un grave error que puede tener consecuencias para él o ella.
El crecimiento de los niños se puede aprovechar para corregir problemas de espacio, es decir, si sus dientes ocupan más espacio del hueso disponible podemos generar nuevo hueso o guiar el crecimiento de éste para que los dientes erupcionen correctamente alineados. Esto se consigue mediante la ortodoncia temprana, aproximadamente alrededor de los 6 años de edad.
Si esperamos a que el niño mude sus dientes de leche, estamos perdiendo una magnífica oportunidad. Posteriormente podremos mover los dientes pero será muy difícil, en algunos casos hasta imposible, cambiar la forma de los huesos maxilar y mandíbula. Los resultados que se obtendrán no serán desde luego los mismos.
Además, existen una serie de hábitos que es necesario corregir cuanto antes. Puesto que si no se corrigen producirán alteraciones en la oclusión y en la forma del hueso que pueden llegar a ser irreversibles. Veamos cuáles son.
– Deglución anómala o atípica. Se trata de la persistencia de la deglución infantil más allá de los 18 meses de edad. En lugar de apretar la lengua contra el paladar el niño la interpone entre los dientes para deglutir. Se asocia con mordida cruzada y mordida abierta anterior.
– Respiración bucal. El niño respira por la boca en lugar de por la nariz. Los labios quedan entreabiertos alterando el crecimiento normal de los huesos de la cara. En los casos más graves, la cara puede volverse más larga, el labio superior corto y la base de la nariz elevada. Puede producirse una comprensión del maxialr, causando apiñamiento y protrusión de los incisivos ( los dientes hacia afuera).
– Succión digital o del chupete. Tanto la succión del chupete en niños mayores de dos años como la succión del dedo (con más frecuencia el pulgar) alteran el crecimiento del maxilar y de la mandíbula, pudiendo provocar una mordida abierta.
La corrección temprana de estos hábitos puede evitar el desarrollo de una maloclusión posterior. Si su hijo presenta alguno de estos hábitos no dude en acudir a nuestra consulta, ya que podemos indicarle la forma de evitarlos. Así mismo, si su hijo tiene alrededor de seis años, le recomendamos una visita con nuestra ortodoncista para valorar la necesidad de iniciar un tratamiento de ortodoncia temprana.