¡Así es! Cada vez tenemos más estrés. Todo sube: el recibo de la luz, la gasolina, el butano… todo excepto nuestros ingresos. A ello se une el temor a perder el empleo, eso si somos de los afortunados que conservamos el empleo.
Todo ese estrés tiene que tener una vía de escape. Cuando se va acumulando y acumulando nuestro cuerpo también nos pasa factura. No sólo pueden aparecer contracturas en los músculos de la espalda y cuello, nuestra boca también se resiente. Y es que los músculos masticatorios están en constante tensión. Si nos levantamos con dolor en dientes, mandíbula e incluso dolor de cabeza puede que estemos ante un caso de bruxismo.
¿Qué es el bruxismo?
Es el hábito de apretar o rechinar los dientes inconscientemente. Se detecta porque los dientes se desgastan, e incluso puede llegar a «saltar» el esmalte en la zona de los cuellos. Puede producirse tanto por estrés como por maloclusión, es decir, que nuestros dientes no contacten correctamente y el cerebro, de manera inconsciente, intente salvar el contacto anómalo sin lograrlo.
¿Cómo se puede solucionar?
Lo primero sería eliminar la causa del estrés. Esto en la mayoría de los casos es muy difícil, pero sí que podemos aprender a canalizarlo con técnicas de relajación. Aquí entraríamos en el campo de la psicología.
En segundo lugar, si se tratara de una maloclusión, podría corregirse bien con Ortodoncia o bien con un ajuste oclusal. La Ortodoncia consiste en el movimiento controlado de los dientes para llevarlos a su posición correcta. Se realiza mediante brackets y es necesario realizar un buen estudio previo. El ajuste oclusal consiste en buscar aquellos puntos donde existen contactos incorrectos, eliminarlos, y facilitar el correcto encaje entre los dientes superiores e inferiores.
En tercer lugar, podemos utilizar una férula oclusal. Es un dispositivo de resina hecho a medida, normalmente encajado en la arcada dentaria superior, que ofrece una superficie plana a los dientes antagonistas. Se trata de conseguir el máximo número de contactos de los dientes inferiores con esta superficie, de manera que la fuerza que hacemos al apretar se reparta entre todos los dientes y no sobrecargue algunos puntos.
¡¡Sin duda, la mejor solución sería unas buenas vacaciones y fuera estrés!!